Hoy nos metemos de lleno en una de las series a las que Mark Millar viene prestando más atención los últimos años, The Magic Order, un cómic que en castellano nos trae Panini Comics desde 2019 y que hasta la fecha cuenta con 3 volúmenes recopilatorios.

De Mark Millar poco puedo añadir ya. Creo que quien más quien menos lo conoce bien a estas alturas, por lo que solo diré que estamos ante uno de los guionistas más aclamados del mundillo y que es especialmente reconocido por crear cómics con unas ideas muy atractivas pero al que más de una vez se le ha criticado por sus guiones, que en demasiadas ocasiones parecen storyboards pensados para ser adaptados a futuras películas y series de tv. Tanto es así que hace unos años Netflix se encargó de atar todas sus obras adquiriendo los derechos de su llamado Millarworld y siendo además partícipe de la creación de nuevos comics de este guionista. El primero de ellos fue por cierto este The Magic Order, del que llevamos ya años escuchando que contará con una adaptación televisiva para Netflix.
The Magic Order ha ido publicándose en EEUU a través de miniseries de 6 números, conformando cada una de ellas un arco argumental distinto que, en España, como os decía antes, nos han llegado en forma de tomos recopilatorio en tapa dura. En cada uno de estos arcos, Millar ha estado acompañado por un dibujante diferente: El primero lo hizo junto al francés Olivier Coipel, el segundo con Stuart Immonen y el tercero con Gigi Cavenago.

Decir por cierto que aunque todos tienen el mismo número de páginas y la misma edición, el precio muestra claramente la evolución del mercado del cómic en los últimos años: pasando de los 18 € del primer tomo, a 20€ en el segundo y finalmente a los 25€ que nos cuelan ya en el tercero.
Pero hablemos ya de la historia de The Magic Order. En este cómic, ambientado en la época actual, descubriremos que el mundo que conocemos esconde todo tipo de horrores, poderes y criaturas extrañas. Afortunadamente, para contenerlos y permitir que gran parte de la humanidad pueda vivir tranquila en su ignorancia, existe la conocida como Orden Mágica, un grupo de magos encabezado por la familia Moonstone, cuyo líder es Leonard.
Al comienzo del primer volumen vemos como la idea de la sucesión de este trono tiene preocupado a Leonard, ya que ninguno de sus 3 hijos parece ser una opción especialmente atractiva. Aquí vemos ya la primera referencia clara a ese Rey Lear, del que Millar toma no solo bastantes ideas, si no también el nombre de alguno de sus personajes como Cordelia, hija de Leonard, Regan o Albany.

Y precisamente esta Albany será la que empiece a complicarle la vida a la familia Moonstone, ya que, por ciertas diferencias en el pasado, comenzará una sádica cacería con ellos y sus aliados como principales presas. Y es que, en el mundo de The Magic Order, además de la familia Moonstone, descubriremos que existen otros hechiceros, otras familias muy poderosas y otros clanes que irán desvelándose poco a poco en los diferentes arcos del cómic.
He leído muchas formas de describir a The Magic Order, y en casi todas se emplea a Harry Potter como elemento principal. Luego se le añaden elementos como Los Soprano o El Padrino, ya dependiendo de cada quién.
Yo personalmente no estoy del todo de acuerdo en la parte de Harry Potter, ya que aunque efectivamente en ambos tengamos magos y hechizos, el enfoque que Millar le da al tema está muy alejado de la obra de JK Rowling. Ni el tono, ni el tipo de magia que se emplea, ni tan siquiera los personajes tienen un estilo similar. The Magic Order es una obra claramente adulta desde su primera página, mucho más oscura que Harry Potter y además cargada de esos giros sorprendentes, impactantes y en muchas ocasiones gore, que Millar tan bien sabe utilizar.

Por el contrario, y después de haber leído los 3 arcos que hay a la venta a la hora de publicar esta reseña, sí que emparentaría la magia que encontramos en esta obra con la que Gaiman usa en The Sandman, un cómic donde parece que todo es posible, y que ante cualquier embrollo siempre existirá un objeto mitológico que permita ponerle solución: desde libros que ocultan mundo enteros a criaturas devoradoras de universos.
Por otro lado no quería dejar de mencionar el feeling a John Wick que también me transmite esta serie. Especialmente marcado gracias a esas familias que parecen llevar una vida alternativa a la de cualquier mortal, con puntos de reunión a los que todos somos ajenos y su buen montón de normas por cumplir que, en caso de desobedecer, acarrearán castigos bastante jodidos.
Pero ya dejando las comparativas a un lado, hemos de subrayar que The Magic Order consigue mantenerse muy bien a flote por sí misma gracias a elementos que la hacen bastante sólida. Principalmente la construcción de un mundo en las sombras muy atractivo del que es fácil querer saber más. Esto se siente especialmente tras la lectura de ese primer volumen, en el que la historia te atrapa y te lleva cabalgando a un ritmo espectacular hasta la última página. Momento en el que te percatarás que apenas te han dado cuatro pinceladas sobre la familia Moonstone, la orden mágica y todo lo que les rodea.
Para mi sigue siendo el mejor arco hasta la fecha, con giros muy buenos en el argumento, unos personajes llenos de carisma y personalidad, y un cierre bastante redondo que, eso sí, deja con muchas ganas de más como os decía.

Además, en este tomo hay que destacar también el espectacular trabajo de Olivier Coipel al dibujo, un pedazo de artista de trazo realista que sienta todas las bases estilísticas para el resto de la obra.
El segundo tomo es bastante continuista, con un planteamiento en su historia que recuerda mucho al del primer arco (detalle que le hace flaquear, en mi opinión), pero que sirve para seguir desarrollando a los personajes principales, mostrarnos a algunos nuevos que tendrán bastante relevancia en el futuro y empezar a aupar a otros que hasta ese momento pasaban desapercibidos, pero que ya van reclamando su puesto.
Aquí Stuart Immonen en los lápices también muestra su grandísimo nivel, pero aun así se queda un pasito por debajo de Coipel.
Y finalmente, el tomo 3 se encarga ya de pisar el acelerador hasta el fondo y de salir de la zona de confort donde nos encontrábamos hasta ahora. Sucede algo parecido a lo que vemos en esos videojuegos de mundo abierto, donde después de las primeras horas de partida te desbloquean todo el mapa y empiezas a ver que tienen mil lugares por explorar que, hasta ese momento, ni imaginabas que existían. Pues algo así.

Aquí empezamos a ver otros grupos de magos en diferentes partes del mundo, se abren subtramas que quedan en el aire, llegan bastantes nuevos personajes, hay sorpresas cada pocas páginas, giros muy locos de guion… pero a cambio de estos nos encontramos con el arco menos autoconclusivo hasta la fecha. De hecho salvo la línea principal de la trama, el resto se queda bastante en el aire y encima cuenta con un cliffhanger propio de las trilogías más clásicas del cine.
Después de este tomo, es difícil adivinar si The Magic Order concluirá en el siguiente o se alargará por otros 10. Ya que las posibilidades son tantas dentro de este rico universo mágico, que todo dependerá de lo que quieran hacer con él Millar y Netflix. Lo que si os digo es que por mi parte no siento ningún tipo de agotamiento como lector, de hecho todo lo contrario, la forma en la que nos han ido descubriendo el universo de esta serie hace que, ahora mismo, me encuentre en el momento más alto de hype.
Respecto al dibujo de este volumen, decir que es el que menos me ha gustado. Gigi Cavenago se aleja mucho del detallado realismo de los anteriores dibujantes y juega con un trazo más ligero y abocetado, que eso si, cumple sobradamente a pesar de que no sea del todo de mi agrado.

En definitiva, The Magic Order se ha colado sin duda entre obras preferidas de Millar junto a Kick Ass. Sus puntos más fuertes son unos muy buenos personajes, variados, humanos e incluso inclusivos, tocando el tema de la homosexualidad por ejemplo con tanta naturalidad y de forma tan bien integrada en la trama que uno ni se para a pensar en si se ha forzado o no. Algo de lo que muchos otros guionistas y grandes empresas deberían aprender.
También brilla el mundo construido alrededor de la magia, atractivo, sorprendente y realista.
Y finalmente hay que destacar el dibujo: Mark Millar es un marqués de cómic y siempre se rodea de artista top como bien sabemos, y aquí lo ha vuelto a hacer. Lo único que me duele un pelín es que Oliver Coipiel no haya sido su fiel escudero durante toda la colección, ya que a pesar del nivelazo general, he ido viendo un distanciamiento en la estética inicial que tanto me gustó cada vez mayor.

En el lado negativo de la balanza colocaría la historia central del volumen 2, poco original y con demasiados puntos en común con la del primero. Y quizá esos recursos estilísticos en el guión de Millar que, tras tantos años, nos vemos venir ya. No quiere decir que nada nos sorprenda, todo lo contrario. Pero sí que hay ciertos patrones de comportamiento en sus personajes, (sobre todos en los más cabroncetes), que uno ya se espera. Básicamente, y por poneros un ejemplo sacado de mi chistera: si ves a un villano de Millar con un cachorrito en las manos, prepárate para verle los sesos desparramados al perrito en cuanto gires la página.
Cierro ya esta reseña, como siempre, comentándoos a quien la recomendaría. En este caso el público podría ser enorme: fans de las historias de fantasía en un marco realista, a los que les de curiosidad disfrutar de una versión de El Padrino pero con magia de por medio o de John Wick pero cambiando los cuchillos y pistolas por varitas.
Es un cómic que cuenta con un primer volumen más que notable y muy asequible para todos los públicos gracias a su lenguaje tan cinematográfico, con lo que puede ser una gran obra para introducir a neófitos en el mundillo del cómic.