Pues tras una espera más larga de lo deseada por fin hemos podido leer este Bibliomania, de Machiro y Obaru, un tomo único manga que supuso también el estreno de Kibook en el mercado editorial.

Hay que recordar que esta obra fue lanzada originalmente con venta exclusiva a través de la web de la editorial, y que aquella primera edición voló literalmente en cuestión de días. Por lo que muchos tuvimos que esperar a su reimpresión coincidiendo con el Manga Barcelona 2022.
Lo cierto es que ese sold out que hizo la obra al poco de salir a la venta fue una de las mejores estrategias de marketing dentro del manga en todo ese año.
Ya fuese porque realmente Bibliomania lo petó en ventas o porque Kibook hizo una tirada cortísima (yo apuesto por la segunda opción), lo cierto es que el ansia por leer Bibliomania aumentó, al menos en parte, por el simple hecho de que era imposible comprarlo. No hay más que ver como las pocas copias que surgían en Wallapop durante el periodo en que estuvo agotado volaban en cuestión de segundos.

Pero dejando de lado la fiebre consumista, Bibliomania cuenta con otros elementos que lo hacen muy atractivo de entrada: Una portada oscura, sencilla y misteriosa, un dibujo llamativo y elegante, y una parquedad en su sinopsis que aumenta el misterio que rodea a la obra. Todo esto sumado a lo accesible que la hace el hecho de ser un tomo único.
Bibliomania es un manga que de inicio juega a confundir, abriéndose con una escena en la que una bestia es liberada en plena ciudad pero pasando rápidamente a un entorno muy distinto: una habitación completamente blanca en la que descansa una niña con un enrome lazo en forma de orejas de conejo llamada Alice.
Ante ella se presentará Serpiente, un ser culebresco que hace las veces de anfitrión en este lugar, y que le informa de que, en esa estancia, todos sus deseos se harán realidad. Pida lo que pida Alice, lo obtendrá de inmediato, pudiendo incluso construir allí la realidad que ella desee. Como condición, eso sí, no podrá abandonar la habitación que le ha sido asignada: la número 431.

A pesar de esta prohibición, el camino hacia la salida parece bastante claro, ya que lo único que destaca en toda la habitación es una pequeña puerta marcada con el número 430.
Alice se niega rotundamente a vivir encerrada en esa falsa realidad, por lo que se pone como objetivo abandonar el lugar cruzando las 430 habitaciones que la separan de la número 0, que la llevará a la salida.
Para tensar un poco más la cuerda, cada segundo que la chica pase fuera de su habitación, su cuerpo irá deteriorándose más y más, hasta pudrirse por completo.
Comienza entonces un viaje a medio camino entre el infierno de Dante y Alicia en el país de las maravillas, donde la protagonista irá accediendo a distintas habitaciones y conociendo los micro mundos que sus residentes han creado allí, todos ellos retorcidos y perversos, y siempre basados en sus mayores deseos, anhelos y frustraciones.
Lo interesante de todo esto es ver como cada persona ha construido su propia realidad, evadiéndose de un mundo que, de una forma u otra, parece haberlos tratado mal. La obra nos muestra en pocas viñetas las carencias en la vida de los inquilinos antes de entrar en estas habitaciones, y como aquí engrandecen esos anhelos hasta el extremo.
Por ejemplo, nos encontraremos con un estudiante de instituto que sufrió el bullying de un compañero de clase durante mucho tiempo. Al entrar Alice en su habitación, encuentra un enorme y surrealista juzgado en el que este mismo estudiante hace las veces de juez y verdugo de su maltratador, a quien lleva al estrado para sentenciar y asesinar una y otra vez, en un bucle infinito.

Ejemplos como este podría poneros bastantes. Pero en mi opinión, es precisamente este viaje a los intestinos de los perversos deseos y frustraciones de los inquilinos, la parte más disfrutable de Bibliomania. Cada vez que Alice abre la siguiente puerta en su camino a la salida, no sabremos que encontraremos al otro lado. Por lo que el mejor favor que puedo haceros es no destriparos nada más.
La historia está bastante salpicada de elementos bíblicos: desde la existencia de 666 habitaciones dentro de este extraño espacio, pasando por la serpiente que vigila el paraíso y al mismo tiempo tienta con la manzana en forma de puerta a sus habitantes o con la entradilla que hace de apertura a la obra, un extracto del evangelio, que por supuesto hace mención a ovejas dentro y fuera de un redil…
Pero esto es un manga. Y como sabemos, la mente de los autores japoneses trabaja a un nivel que en ocasiones nos sorprende, en otras nos maravilla y a veces nos descoloca. Y seguramente una de estas 3 cosas sea lo que sientas cuando accedas a la segunda parte de Bibliomania, momento en el que se dará explicación a todo lo visto anteriormente, se hablará del origen de estas habitaciones, de Serpiente, de Alice y de un conflicto que viene de años atrás.
Aquí todo se tornará apocalíptico, el relato tomará tintes lovecraftianos y tanto la historia como el dibujo se retorcerán. Obviamente en esto no voy a profundizar para no estropearos la lectura. Pero si os diré que, en mi opinión, la historia toma un rumbo inesperado y muy loco, incluyendo una explicación a todo lo acontecido que me dejó bastante descolocado.

Por poner un ejemplo cinematográfico; la primera parte del manga podría equipararse a Cube, mientras que la segunda parte serían sus secuelas.
Mientras que Cube planteaba algo interesante y misterioso, a lo que no se le daba explicación alguna (lo que dejaba unas sensaciones muy buenas). Las continuaciones volvían a hacer lo mismo, pero ahora tratando de dar sentido a todo… y esto al final puede arruinar un poco la experiencia.
Lo que si va a favor de Bibliomania con respecto a la saga Cube, es que aquí todo es mucho más loco, más japonés y mucho más excesivo. Creando una especie de mitología distópica y oscura propia, que al final, me acabó gustando.
Sobre el dibujo decir que es uno de los puntos más fuertes de la obra. Consigue sumergirte de lleno en este universo siniestro y bizarro. Es oscuro y recargado, y recrea de forma sobresaliente todas esas realidades tan perturbadoras de las que os hablado. Le da un impulso extra a la historia, y pocos dibujantes me vienen a la cabeza que hubieran podido dotarle de esta fuerza y personalidad. Si queréis nombres, se me ocurren: Kentaro Miura, Tsutomu Nihei o Q Hayashida.

Sinceramente, no es un comic fácil de recomendar. Es una combinación de elementos tan bizarra y alejada de los estilos clásicos del manga, que no podría encasillarlo con facilidad y decirle a alguien: esto es lo tuyo.
Lo fácil sería colocarlo dentro del terror, por su ambientación, pero creo que aporta algo más que un puñado de visiones perturbadoras o de monstruos retorcidos. Tiene momentos que invitan a la reflexión, tiene un trasfondo interesante, una mitología propia y unas idas de olla muy grandes, sí.
Si por un casual, este coctel te llama la atención, lo mejor que puedes hacer es probarlo, y ya veremos luego si lo escupes o, como me ha pasado a mí, te quedas en la barra esperando una segunda ronda.