Goblin Slayer es un manga de fantasía heroica de Kumo Kagyu y Kousuke Kurose muy conocido que ya lleva publicándose en España desde 2019.
Además de la serie principal, contamos en castellano también con el spin off de 2 tomos Goblin Slayer Brand New Day, que aunque es una serie aparte, podría incluirse perfectamente dentro de la continuidad principal, como es explicará un poco más abajo.

Hemos de comentar que Goblin Slayer es una serie que alcanzó mucha fama en Japón a raíz de sus novelas ligeras, fuente original de esta historia, hasta el punto de que a día de hoy hay publicadas unas 16 diferentes. Ivrea por su parte se animó a traernos algunas de ellas en castellano, y contamos con las 5 primeras disponibles.
El manga que reseñamos está íntegramente basado en estas novelas, adaptándolas de forma ordenada salvo por alguna pequeña excepción. Así, los 8 primeros tomos del manga equivalen a las 3 primeras novelas ligeras, mientras que a partir del 9º tomo se adapta de la 5ª novela en adelante. ¿Y por qué se saltaron la 4ª? Porque esa novela está adaptada en el spin off mencionado anteriormente con el subtítulo de Brand New Day. Es decir, que para el que quiera leer en orden cronológico la serie, lo que tendría que hacer es ponerse con los 8 primeros volúmenes de la serie principal, luego con los 2 de Brand new day, y luego continuar con la principal a partir del 9º.
Todavía inéditos en nuestro país, tenemos un par de spin offs más: Year One, que se centra en los primeros años de Goblin Slayer, el protagonista absoluto de la serie, y Dai Katana.

Centrándonos ya en el argumento de la obra, decir que estamos ante una historia de fantasía heroica muy a la japonesa. El protagonista es Goblin Slayer, un tipo misterioso y muy parco en palabras que va siempre embutido en una armadura de cuerpo completo, casco incluido, que impide conocer nada de su aspecto físico.
Este caballero tiene una única obsesión en su vida: cazar goblins. Cada vez que termina una de sus matanzas, se dirige a la ciudad para cobrar sus monedas de oro por la misión cumplida y visita el gremio de aventureros para buscar otra nueva misión con goblins a los que aniquilar.
Y así básicamente pasa sus días como veremos en buena parte del manga.
Como ya sabréis, los goblins tienen la fama de ser los masillas de la fantasía épica, los enemigos más idiotas y básicos, que en cualquier juego de rol apenas nos sumarían unos pocos puntos de experiencia después de matarlos. Y algo así es lo que sucede aquí. Goblin Slayer es un gran guerrero, pero el hecho de estar siempre involucrado en peleas con estos rivales de tan bajo rango hace que apenas ascienda dentro del gremio y que tenga una fama no demasiado buena. Aunque por supuesto eso le importa bastante poco, ya que esta cruzada que lleva a cabo viene motivada por razones personales que iremos descubriendo con el paso de los capítulos.
A pesar de todo, Goblin Slayer irá entablando relación con otros aventureros, todos ellos auténticos clichés del género (un enano, una elfa, un mago, etc…), que acabarán conformando un pequeño grupo fijo en la serie y que aportarán algo de color al entorno del protagonista. Un color que era muy necesario, ya que Goblin Slayer fácilmente podría ser el personaje con menos carisma de la historia del manga, y por extensión de la literatura universal.

Como decía al principio, el manga va adaptando las distintas novelas ligeras originales, y cada una de estas novelas termina convirtiéndose en un arco argumental compuesto por varios tomos. Las misiones se van volviendo cada vez más complejas con el paso de los volúmenes, y lo que al principio son matanzas de goblins bastante simplonas, con el tiempo se vuelven aventuras más complejas que incluyen sorpresas de por medio como goblins con habilidades mágicas, hechiceros y otras criaturas a las que, por mucho que le pese, nuestro protagonista deberá enfrentarse.
Entre misión y misión, encontraremos otro elemento clave del manga, y es el día a día del grupo protagonista. En esta obra se le da bastante importancia a los tiempos muertos de los aventureros (algo parecido a lo que vemos en Frieren, aunque sin llegar a convertir esta obra en un slice of life), y habrá tomos en los que la acción se abandone casi por completo para centrarnos únicamente en las visitas a la taberna, las charlas paseando por el pueblo o viendo como eligen nuevo armamento para futuras misiones. Todo con el objetivo de que conozcamos mejor al grupo y empaticemos con ellos.
Toda esta parte más relajada suele estar bastante bien llevada, aunque cuente con sus altibajos. El principal problema es que el carisma de buena parte del equipo no es especialmente alto, y algunos como el hombre lagarto, el enano o la elfa, me resultan un pastiche de personajes clásicos del género bastante poco interesantes que no motivan a querer profundizar en ellos. Por lo que cuando estos tiempos muertos se centran en ellos, en mi opinión, la historia entra un poco en barrena.

La mejor parte sin duda es la de la aventura y sobre todo las escenas de acción, muy bien narradas y llenas de escenas gore que harán disfrutar a los fans de la sangre.
Aquí me gustaría comentar uno de los aspectos que más dio que hablar en sus inicios sobre esta obra: las escenas de violaciones.
Cuando se comenzó a serializar este manga, una de las razones que ayudó a disparar su fama, fue la polémica que levantaron los primeros capítulos por ciertas escenas de sexo protagonizadas por los goblins y algunas humanas que estos toman como rehenes.
Son escenas de violaciones en las que las chicas son usadas para aparearse mostrándonos algunos planos cuanto menos perturbadores.
Este “reclamo”, por llamarlo de algún modo, es algo que vemos sobre todo en los primeros tomos. Una vez pasado estos, y silenciada la polémica, lo cierto es que estas escenas dejan de ser recurrentes y solo las volveremos a ver en momentos muy contados.
Con esto quiero decir, que los que entren en Goblin Slayer a raíz de esto, movidos por el morbo, no encontrarán mucho donde rascar. Afortunadamente la serie cuenta con otras virtudes y puntos fuertes que hacen que se sostenga por si misma sin tener que mantener la llama con detalles de ese tipo.

Lo que si se mantiene durante toda la serie es el fanservice cortesía de su dibujante, Kousuke Kurose, que no se corta un pelo a la hora de dotar a buena parte de sus protagonistas con atributos de lo más generosos.
Al final Goblin Slayer juega continuamente a darnos una de cal y una de arena (cada quien decidirá que es la cal y que la arena), pasando de escenas de acción brutales y sanguinarias, a momentos pastelosos y relajantes, de escenas de violaciones de lo más impactantes, a un montón de fanservice básico con chicas exageradamente pechugonas. Y lo que mejor hace es mantener el equilibro en todo esto para cambiar de registro justo antes de saturarnos con cualquiera de estos ingredientes.
Como apunte final, decir que el universo de este manga peca de algo que es muy habitual en la fantasía épica japonesa (salvo honrosas excepciones como Record of Lodoss War), y es su falta de trasfondo. Al igual que sucede con los personajes, las ciudades y escenarios que vemos suelen ser totalmente típicas, además apenas se profundiza en la historia del mundo, y la estructura de “Visitar el gremio de aventureros para que asignen una misión – Cumplir misión – Ir a por la recompensa” no puede estar más encorsetada ni beber más de los manidos rpg japoneses.
Esto hace que todo tenga un aspecto muy ligero y simplón, en lo que a ambientación se refiere, donde nunca tendremos que detenernos a pensar si ese personaje pertenece tal bando o si es descendiente de un rey de tal otro reino… aquí todo es más mundano y directo. Una especie de Big Mac de la fantasía heroica que se lee de una sentada.
Para mí, Goblin Slayer es uno de esos mangas de acción que entraría en el saco de los que ofrecen puro entretenimiento sin más. Estaría junto a obras como Kengan Ashura, Sun Ken Rock o Shuumetsu no Valkirie. Tiene personalidad propia y un estilo lo suficientemente marcado como para hacerse un hueco en este tipo de estanterías y, a mí por lo menos, me sigue alegrando cada vez que aparece un nuevo número en tiendas.
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