La Estación de Nieblas

Manga

Reseña: Jigokuraku

Hoy toca reseñar la tercera de las obras que vendrían a componer el llamado “Dark Shonen Trio” de cuyas dos ya hemos hablado en nuestros programas – Chainsaw Man y Jujutsu Kaisen. Me refiero a la obra de trece tomos de Yuuji Kaku, Jigokuraku.

Portada del primer número, editado por Norma

Antes de entrar en materia, ¿por qué se le conocen a estas tres obras como las “Dark Shonen Trio”? Pues tal y como su nombre indica, se tratan de tres obras shonen de corte oscuro, más violentas, sangrientas y macabras de lo que cabría esperar de una publicación shonen. Algo así como lo que ya ocurrió a principios del 2000 con obras como Death Note o Claymore. El título lo acuña el fandom para referirse a estas tres obras de corte similar y que conviven en un mismo período de tiempo.

El conocido como «Dark Shonen Trío»

Jigokuraku es la tercera obra (segunda serializada, siendo la primera un one shot) del mangaka pero la primera en llegar a nuestro país. El que empezara como asistente de Tatsuki Fujimoto – de hecho, trabajó en la ya reseñada Fire Punch –  ganó popularidad y un hueco en el panteón del shonen actual gracias a esta obra.

La historia de Jigokuraku nos traslada al japón de la era Edo, donde el típico Shogun egoísta y totalitarista expresa su deseo de hacerse con el elixir de la inmortalidad. Esta tarea le será encomendada a un grupo de reos condenados a muerte, lo peor de lo peor, con la promesa de que el que consiga hacerse con la valiosa pócima recibirá una absolución total de su condena y podrá vivir en libertad. Pero la tarea no será nada fácil, puesto que el elixir se encuentra en una isla misteriosa de donde nunca nadie ha conseguido volver.

Entre el grupo de reos se encuentra Gabimaru “El Vacío”, nuestro protagonista, y el más letal de los ninjas famoso por sus matanzas y por su, atención, imposibilidad de ser asesinado. Es más, por mucho que intentaron decapitarle, su cuello no puede ser cortado debido al entrenamiento riguroso de todos y cada uno de sus músculos. Así pues, se convierte en uno de los sujetos perfectos para hacerse con el trofeo.

Gabimaru, cuqui pero letal.

Bien, ya tenemos nuestro «McGuffin», nuestro grupo de maleantes y nuestra poco hospitalaria isla, pero, ¿qué asegurará que estos presos no se escaparán nada más hacerse al mar? Pues el hecho de que cada uno de los 10 condenados irá acompañado por un miembro de los Yamada Asaemon, ejecutores expertos en el manejo de la katana al servicio del shogunato. Los veinte miembros de la compañía zarparán a la isla y pronto descubrirán que están a punto de vivir un Battle Royale en toda regla.

Misterio, ruina, muerte y olvido es lo que les esperará al llegar a la aparentemente isla paradisíaca – no es de extrañar que el título en inglés sea Hell’s Paradise – donde una serie de bestias deformes, algunas como salidas del imaginario lovecraftiano, otras más de corte oriental y muchos series semi transformados en plantas y flores irán reduciendo el grupo de personajes de manera drástica.

Algunos personajes sufrirán un destino cruel

¿Qué son estos seres? ¿Quién los controla? ¿Qué ha pasado con todas esas personas que nunca volvieron de la isla? Todos estos misterios se irán desvelando a lo largo de los trece tomos que componen la obra. Una obra que tiene sus puntos álgidos y hacen que sea muy disfrutable, pero que como no, también tiene sus pequeñas taras.

Por un lado, el desarrollo de personajes me ha parecido bastante convincente para tratarse de un shonen. Si bien el protagonista principal, Gabimaru, es el más estático de todos, tenemos personajes con una gran evolución, especialmente en el bando de los reos, y veremos como en esta obra, tal y como sucede en la vida real, ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos.

Los Yamada Asaemon deberán decidir si cooperan con los prisioneros para salir con vida de la misteriosa isla.

También brilla a favor de la obra su increíble dibujo – para tratarse de un shonen – que destaca por la oscuridad, los trazos sucios y el dinamismo en las secuencias de acción. El trazo de Kaku es reconocible y dista mucho del típico dibujo medio del shonen, dotando de mayor personalidad a su obra.

El dibujo alcanza momentos de increíble calidad.

En cuanto al punto negativo, incluiría las explicaciones sobre el “tao” (que sirve aquí a modo de energía, tal como el “chakra” en Naruto o el “chi” en Dragon Ball), que a veces se hacen tediosas y repetitivas. Esta energía la usarán los personajes para vencer a los distintos monstruos – y villanos superiores – y, además, da la sensación que pasa de ser un concepto que los protagonistas no entienden del todo bien a ser controlado a la perfección por la mayoría de ellos, incluso los que apenas entablan combates.

Por lo demás, y para finalizar, diría que es una obra disfrutable si lo tuyo es el shonen de acción, la temática ninja o los monstruos deformes que tiene una historia correcta con una finalización que le hace justicia y se aleja de esos finales Deux Ex Machina o llenos de intentos filosóficos que superan al espíritu inicial de la obra. Nada de eso. Cada personaje tiene un cierre decente.

Así luce la colección completa en la estantería.

Obra finalizada en trece tomitos, el último de ellos incluía un cofre en su primera tirada, y además, recordaros que cuenta con una versión anime con la que podéis picotear antes de meteros en su versión en papel.

¡Afilad las katanas y preparaos para un mundo de misterio y horror!

About Brian

Brian

Estacionero amante de la ciencia ficción y la fantasía, conocido especialmente por recomendar obras que ni si quiera ha leído. Acierta 3 de cada 7 veces.
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