La Estación de Nieblas

Reseña: Do a Powerbomb!

Regresa a España uno del os autores más de moda del cómic americano: Daniel Warren Johnson, y lo hace con Do a Powerbomb!, una obra en la que se encarga tanto del dibujo, como del guión y el entintado, dejando únicamente el color en manos de Mike Spicer, como suele ser habitual.

Cuando hablamos de este autor ya casi estamos hablando de una fórmula magistral a la hora de hacer cómics. Los que lo venimos siguiendo desde hace tiempo tenemos muy claro lo que nos vamos a encontrar en cada una de sus obras, y aunque vaya cambiándole el traje al cómic (en ocasiones un tema más superheroico, en otras futurista…) lo cierto es que todos comparten trasfondo e ingredientes básicos: acción desenfrenada y un argumento bastante emocional, que suele partir de algún momento muy dramático para los protagonistas.

En esta ocasión, tal y como os habréis dado cuenta los que hayáis visto la portada, Warren Johnson combina estos elementos con el mundo del wrestling.

En Do a Powerbomb! conoceremos a Lona Steelrose, una adolescente hija de la que fuese la mejor luchadora de wrestling del mundo, que desafortunadamente falleció por un accidente en mitad de un combate años atrás. Ahora Lona quiere convertirse en luchadora profesional pero parece que todo está en su contra: no tiene el apoyo de su familia, no quiere saber nada de su padre y además parece que no es especialmente talentosa a la hora de combatir.
Pero un buen día se cruza en su camino un extraño individuo que dice ser un nigromante, que está organizando el mayor torneo de wrestling del universo, y que anda reclutando luchadores de diferentes planetas que quieran participar en combates de 2 contra 2.
Como recompensa para el ganador, el nigromante promete resucitar a aquella persona que la pareja desee. Y, por supuesto, para Lona esta es la opción perfecta, no sólo para labrarse un nombre como luchadora, si no también para traer a su madre de vuelta a la vida.

Finalmente, la única persona que accede unirse a ella en esta aventura no es ni más ni menos que Cobrasun, el mismo luchador que mató accidentalmente a su madre, y que aún a día de hoy vive atormentado por ello.

El punto que sorprende a ambos luchadores, es que el wrestling en todo el universo es un deporte donde se combate de forma real, mientras que la tierra es el único lugar donde todo es fingido y está preparado de antemano. Con lo que la situación tiene un giro todavía más compicado para la protagonista y Cobrasun, ya que por primera vez deberán pelear sin un guión preestablecido.

Y a partir de aquí, lo que se nos viene encima es una sopa de tortas monumental a ritmo de doble bombo

Como veis Warren Jonson vuelve a usar esos dos elementos que os comentaba al principio, y partiendo de un drama familiar, desarrolla una historia que se lanza de cabeza a la acción desenfrenada. Además, como veíamos por ejemplo en Murder Falcon (donde usaba el heavy como tema principal) aquí el autor vuelve a dar rienda suelta a otra de sus pasiones: el wrestling, del que es un auténtico fanático.

Y es que, no os voy a engañar, si no os gustan los cómics de acción ya podéis alejaros de este tebeo todo lo que podáis. Básicamente aquí tenemos un torneo de las artes marciales de Dragon Ball contado a velocidad de infarto en menos de 200 páginas. Y esto, mucho ojo, no lo digo como algo malo. Todo lo contrario.

El ritmazo de este cómic es uno de sus puntos fuertes, su corta duración hace que el torneo no pueda ser excesivamente largo, con lo que el torneo se reduce a 8 parejas de luchadores que pelearán en cuartos de final, semifinal y en la gran final. Un puñado de combates separados por breves entretiempos donde tampoco se pierde el ritmo y de hecho se usan para echar algo más de leña al fuego antes de retomar la acción sobre el ring.

Los combatientes además son todo un espectáculo tanto a nivel de diseño visual como de personalidad, unos auténticos salvajes que parecen sacados de cómics de la revista 2000 A.D. y que van desde dos pedazos de gorilas, pasando por hombres lobo y otras locuras varias. Muy divertido y muy “todo vale”, como suele ser habitual en las obras de Warren Johnson.

Además, esta fiesta del wrestling se sazona con giros argumentales bastante efectistas y que harán que estos duelos tengan una capa extra. Sencillita, previsible en ocasiones, pero que se agradece. Las emociones que nos despierta son tan básicas como las de una atracción de feria o una peli de acción de los 90, pero en el género y contexto de esta obra no hay porque pedir más.

Y es que este autor hace algo que muchas veces he criticado a los mangakas: Usa una buena idea para exprimirla al máximo en un corto número de páginas, sin extenderse ni 2 viñetas más de la cuenta, sin añadir sentimentalismo barato, sin meter giros de tuerca finales que no vienen a cuento solo por tratar de sorprender al lector… Lo bueno de Johnson (que por cierto, en ese sentido es algo que creo que comparte con Mark Millar), es que te da lo que promete y en una dosis perfectamente medida para dejar con ganas de más. Y por eso cuando al cabo de un año vuelve a traernos otra serie con una temática diferente, somos tantos los que corremos a la tienda a por ella. Porque sabemos que ahí encontraremos otra ración de lo que nos mola, bien medida, y encima con una temática nueva que refresque lo visto anteriormente.

Sinceramente, y ya bajándome un poco del tren del hype, la suya no es una receta que tenga pinta de que vaya a funcionar a perpetuidad. Llegará un día en que esto se repita o que nos cansemos de la formula, pero hasta entonces cada serie que este hombre saca la disfruto como si hubiese reinventado la pizza barbacoa.

Sobre el dibujo de Warren Jonson, poco que añadir a lo que ya hemos comentado en multitud de ocasiones en esta misma página o en nuestro podcast. Sigue siendo como una bola de demolición en la que cada golpe duele como si te lo dieran a ti. Nos reencontramos con sus brutales y forzadísimos encuadres, que dotan de más potencia si cabe a cada escena y además, en este cómic en concreto, he visto que le ha dotado de una importancia enorme a las onomatopeyas, lo que a nivel visual hace que el arte quede todavía más reforzado por su espectacularidad y lo bien diseñadas que están. Curiosamente hace poco hablaba de ese Innocent, un manga donde alababa que no se usasen onomatopeyas, y ahora me toca elogiar un cómic americano donde estas tiene un papel casi protagonista en muchas escenas. Una pasada.

El diseño de personajes no solo es muy bueno si no que también se me ha hecho divertidísimo. Warren Johnson ha sabido encontrar el punto exacto entre lo épico y lo caricaturesco, sirviéndose además de pequeños homenajes al wrestling y a los cómics de acción, y nos regala un roaster muy épico de luchadores.

Y quiero cerrar ya, comentando la parte más polémica de este tomo: su edición española, a cargo de Norma Editorial. En nuestro país se ha optado por publicar este Do a Powerbomb! en un tomo en tapa dura y gran tamaño (que recordemos, recopila únicamente las 7 grapas originales en menos de 200 páginas) a un precio de casi 40€. Un auténtico dolor para el bolsillo que puede ser una barrera que eche para atrás a mucha agente.

En mi opinión, lo más justo para el consumidor habría sido traer una versión más reducida y económica, en la línea de aquel Extremity por ejemplo. Y, de aquí a un tiempo, publicar esta misma versión deluxe de cara a los más fanáticos del autor. De esta forma no se limitaría tanto el acceso a una obra que, al final, es básicamente puro divertimento sin más pretensiones y no cuenta con el respaldo de ser un clásico dentro de mundo del cómic.

Yo caí a regañadientes, y una vez olvidado el desembolso lo cierto que estoy contentísimo con la edición, es la primera vez que disfruto del dibujazo de Warren Johnson a este tamaño y lo cierto es que dota a la lectura de un plus considerable. Pero también reconozco que, de haber tenido una opción más económica en el mercado al comprarlo, me habría ido a por ella sin dudarlo.

Y esto es todo lo que quería contaros de Do a Powerbomb! ¿lo recomiendo? Absolutamente. Si eres fan de los cómics de acción y de las obras que son puro entretenimiento, esto no puede faltar en tu estantería.

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