
El Incidente Darwin es un manga de Shun Umezawa, un autor al que conocemos bien en España gracias a sus recopilatorios de historias cortas que nos ha ido trayendo ECC en los últimos años: Bajo un cielo como unos pantis, Con uno y noventa y nueve o Utopias, este último además decir que tiene una adaptación en formato corto realizada por el español Javier Yáñez. Que por cierto, es un director que apasionado del manga que ya ha dirigido otros live action made in spain basados en cómics japoneses como Mighty Boy que parte de un relato de Urasawa o El ratón de biblioteca, un relato que vimos recopilado en la antología de terror Ángulo Muerto de ECC. Todas ellas por supuesto realizadas con la aprobación de sus autores originales.
Pero volviendo a Umezawa, decir que hasta el lanzamiento de El incidente Darwin era un autor bastante independiente y poco conocido entre el gran público, sobre todo en España. Sus historias suelen mostrar el lado más sórdido de la sociedad japonesa, sacando trapos sucios que Japón suele esforzarse por ocultar y que van desde a los tabúes sexuales a el aislamiento social, las condiciones laborales abusivas, el consumo de drogas o el acoso escolar.
Pero El Incidente Darwin ha supuesto la explosión definitiva de su autor tanto dentro de Japón, donde ganó el prestigioso premio Taisho 2022 y el premio a la excelencia en el festival de artes de medios, como fuera del país nipón.
Son muchas las novedades de esta obra con respecto a otras de Umezawa que ya habíamos visto publicadas en nuestro país, la más visible de todas es que estamos ante una serie abierta (lleva 4 tomos en Japón a día de hoy), lo que permite a su autor crear una historia mucho más compleja y profunda. Os cuento un poco de que va el tema:
La historia tiene lugar en EEUU. El protagonista es Charlie, un humancé, es decir, un hibrido entre un humano y un chimpancé creado en un laboratorio. Tras ser rescatado por un grupo que defiende los derechos de los animales de un laboratorio nada más nacer, Charlie es criado por una pareja humana durante 15 años.

Es entonces cuando el humancé empieza a hacer vida social fuera de casa, y entra en el instituto. A partir de ahí se irán generando diversos conflictos en su día a día, ya que muchos lo verán como un bicho raro, pero el mayor problema vendrá por parte de un grupo extremista llamado la Alianza para la liberación animal, de creencia veganas, que tratará por todos los medios involucrar a Charlie en sus actividades terroristas convirtiéndolo ya no solamente en un miembro más, si no en un icono de su causa.
Todo lo que sucede a causa de las acciones de este grupo acaba destrozando la paz de Charlie y su círculo más cercano, que se verán envueltos en un conflicto abierto con este grupo terrorista mientras la sociedad va poniéndose en su contra en todos los aspectos: desde sus propios vecinos, hasta la policía o incluso distintos programa en televisión.

Como veis, el estilo de esta historia con respecto a los relatos cortos que os contaba antes ha variado mucho, y hemos pasado de historias bastante pequeñas, casi intimistas en la línea de Inio Asano, a un conflicto de gran envergadura que implica a todo tipo de medios y de fuerzas políticas.
Eso sí, a lo que no ha renunciado el autor aquí esa seguir retratando a la sociedad (aunque en este caso se aleja de Japón y pone el ojo en EEUU e incluso en algo más global) y a sus temas más conflictivos, llevándonos a reflexionar sobre veganismo, terrorismo, racismo, especismo y los problemas que puede traer el llevar todo esto al extremo.
La herramienta más directa que usa el autor para ofrecer una visión neutral de todos estos conflictos es el propio protagonista: Charlie.
El humancé, al contrario que las personas, apenas se deja guiar por sentimientos, emociones o las reglas de la sociedad, y funciona como un ser lógico al 100%. Mientras a su alrededor la gente debate sobre una postura u otra, Charlie suele encontrar la respuesta más sencilla a los problemas con una lógica aplastante basada única y exclusivamente en los principios básicos de supervivencia animal, lo que le lleva a cuestionar muchas de las reglas sociales que todos damos ya por sentadas.
Todo esto le hace además vivir de una forma bastante distante del mundo que le rodea, principalmente al sentirse ajeno al estilo de vida humano, cuya única conexión además de sus padres adoptivos, es una chica compañera de clase con la que entablará amistad.

Partiendo de unos ingredientes muy similares al de El origen del planeta de los simios, Umezawa teje un thriller que se desmarca de lo que habitualmente vemos en el manga. Es una obra emocionante que no deja de tirarte a la cara preguntas y reflexiones sobre temas más que candentes hoy día y que pone continuamente contra las cuerdas a su protagonista. Al contrario de esos mangas que tantas veces criticamos, donde la trama parece estancarse tomo tras tomo, aquí no deja de evolucionar, atrapando y removiéndonos por dentro.
El dibujo de trazo fino, limpio y elegante, casi aséptico en algunos momentos, ayuda mucho a darle un plus de elegancia al manga. El diseño de Charlie es un ejemplo de ello, ya que huye en todo momento de la idea de crear un personaje kawaii del que encariñarnos o de hacer de él una bestia realista. El humancé está diseñado con muy pocas líneas y con una sutiliza asombrosa.
En definitiva, para mí El Incidente Darwin es una obra bien merecedora de los muchos premios que ha ido recibiendo desde el inicio de su publicación y el trabajo más maduro hasta la fecha de su autor.